A casi un año de la desaparición de la mujer campesina de Máfil, nuevos antecedentes revelados por la Fiscalía y Reportajes T13 vinculan a sus propios hijos como “sujetos de interés”. Peritajes detectaron sangre de uno de ellos en la carreta usada por la víctima, mientras que un contrato de venta de terreno firmado días antes del extravío refuerza las sospechas.
La desaparición de Julia del Carmen Chuñil Catricura, una mujer de 72 años de Huichaco Sur, comuna de Máfil, Región de Los Ríos, ha dado un nuevo giro. A casi un año del caso, las indagatorias del Ministerio Público y la revisión de la carpeta investigativa por Reportajes T13 han abierto una nueva línea que apunta directamente a los hijos de la víctima como “sujetos de interés”.
Julia Chuñil fue vista por última vez el 8 de noviembre de 2024, cuando se dirigía desde su casa al fundo La Fritz, propiedad del empresario Juan Carlos Morstadt, donde cuidaba su ganado y mantenía una pequeña vivienda en el sector conocido como La Toma. Desde ese día, no se supo más de ella. Dos días después, su familia interpuso una denuncia por presunta desgracia, activando una búsqueda que se extendió durante meses sin resultados.
Las primeras hipótesis apuntaban a un accidente en el trayecto de casi tres kilómetros que recorría a diario entre su hogar y el predio. Sin embargo, esa teoría fue descartada. Hoy la Fiscalía trabaja sobre dos líneas de investigación, ambas ligadas a la acción de terceros.
Uno de los hallazgos más relevantes es el del candado que cerraba el portón del terreno colindante, perteneciente a Forestal Arauco, donde la mujer tenía permiso para ingresar. El elemento fue encontrado con huellas que levantaron sospechas. “Las diligencias ordenadas permitieron detectar la posible presencia de terceros en este objeto, considerado clave para la reconstrucción de los hechos”, señalaron desde la fiscalía.
Pero los indicios más inquietantes están ligados a su propio entorno familiar.
Pruebas biológicas y contradicciones familiares
De acuerdo a los peritajes del Labocar de Carabineros, en la carreta que Julia utilizaba el día de su desaparición se detectó una muestra de sangre perteneciente a Javier San Martín Chuñil, uno de sus hijos que vivía con ella en Huichaco. El informe pericial N°173, fechado el 6 de marzo de 2025, confirmó el hallazgo.
Además, tres informes genéticos revelaron presencia de sangre en la habitación de Javier, con manchas de color café rojizo y patrón de salpicadura. “Ha sido un caso complejo, con distintas líneas de trabajo que seguimos desarrollando junto a las policías y equipos especializados para dar con la verdad. Eso se ha producido en más de 150 diligencias hasta ahora y con el trabajo de más de 20 instituciones a nivel país”, indicaron desde la Fiscalía de Los Ríos.
Las sospechas también alcanzan a otro de los hijos, Pablo San Martín Chuñil, quien aparece vinculado a un contrato de compraventa firmado el 30 de octubre de 2024, apenas diez días antes de la denuncia por desaparición. En la escritura, Julia le transfirió un terreno de 2,9 hectáreas a su hijo por 8 millones de pesos pagados al contado, reservándose el usufructo vitalicio del predio, es decir, el derecho a seguir habitándolo hasta su fallecimiento.
Para los investigadores, ese documento es un antecedente relevante: “Por este y otros antecedentes, Pablo también sería un sujeto de interés en la investigación”, señaló el reportaje de T13.
A esto se suman rastreos telefónicos que ubican a Pablo en las antenas del sector denominado La Toma en fechas coincidentes con la desaparición de su madre.
En el reportaje, Pablo señaló: “De partida, a nosotros siempre nos han tenido como sospechosos, nunca como víctimas. Imagínense lo terrible que estamos pasando nosotros, y más encima que nos estén culpando de algo que no”.
Testimonios bajo reserva y nueva evidencia
Dos testigos declararon bajo reserva ante la Fiscalía, entregando versiones que fortalecen la tesis del homicidio. Una de ellas afirmó: “Yo sé que Julia está muerta y que tuvo una pelea con su hijo Javier en la propia casa de ella. Esto ocurrió de noche, y otro día, en horario diurno, Javier junto a sus hermanos Pablo y Jeanette fueron a la toma con la ropa de Julia y la quemaron en un tambor con bencina afuera de la casa de La Toma”.
Además, peritajes en el fundo La Fritz detectaron manchas de sangre en la puerta interior de la vivienda. Desde la Fiscalía confirmaron: “Detectaron manchas con apariencia de sangre en la parte interior de la puerta principal. Este hallazgo permite afirmar la presencia de sangre de la víctima en el lugar donde fue vista por última vez con vida”.
Otras aristas: el empresario Morstadt y la tesis del activismo
El caso también involucra al empresario Juan Carlos Morstadt, dueño del fundo donde fue vista por última vez. La abogada del empresario, Carole Montory, negó cualquier participación: “Mi representado nunca ha reconocido haber cometido los hechos, ni mucho menos que la señora Chuñil haya sido quemada. La supuesta confesión atribuida es una interpretación que no corresponde a la realidad”.
Por otra parte, la fiscal regional de Los Ríos, Tatiana Esquivel, descartó que Chuñil haya sido una activista mapuche, como sostenía parte de su familia y organizaciones que la presentaron ante la CIDH como defensora ambiental. “No existen antecedentes que permitan afirmar que ejerciera una labor política o de activista organizada. Más bien se trataba de una mujer dedicada a su familia y a sus actividades agrícolas, con una vida propia del ámbito rural”, precisó la fiscal a La Segunda.
Ante esto, el ministro de Justicia y Seguridad, Luis Cordero, destacó la autonomía de la investigación: “El Ejecutivo entiende que todas las hipótesis están abiertas. Lo importante es respetar la autonomía del Ministerio Público para llevar adelante la investigación”.
Una verdad aún pendiente
A casi un año de la desaparición de Julia Chuñil, las diligencias han permitido descartar la tesis de un accidente. La evidencia biológica, los movimientos telefónicos y los testimonios apuntan a una intervención de terceros, pero la pregunta sigue abierta: ¿quién o quiénes fueron responsables y por qué?
La Fiscalía de Los Ríos asegura que seguirá avanzando hasta esclarecer completamente los hechos. Mientras tanto, la comunidad de Máfil y la familia de la mujer esperan que la justicia determine el destino de Julia Chuñil, cuya vida —según vecinos— transcurría tranquila entre sus animales, su huerta y la tierra que tanto amaba.
Leave a Reply